TESTIMONIOS

En estos meses de estudio reconozco que fue un placer compartir contigo el 

aprendizaje en Constelaciones Familiares Grupales, a su vez, el acompañamiento

de mis compañeras, las que aportaron un montón en este grupo.

En este lapso la vida fue cambiando a pasos agigantados:

  • Tomé definitivamente a mi madre.

  • Comprendí que mi cercana jubilación no implicaba muerte.

  • Realicé la despedida de mi casa para poder venderla, aunque en este transcurso dudé hacerlo debido a la tasación y a la situación del país, y con vos llegamos a la conclusión de que no era el momento. Pero debido a esta constelación, le puse alegría a la casa y a la quinta, pintándolas y arreglándolas. La casualidad no existe y la casa en biodescodificación es Madre.

  • Stella Maris Díaz me ayudó a despedir a mi ovejera, lo cual fue muy duro para mí y ella me lo hizo ameno, sacando la culpa con respecto a esto.A los pocos días de lo anterior, mi otra perra se fue a la nueva vida, ya no se encontraba bien y era la más viejita, y en esta instancia recordé que cuando uno hace la despedida de alguien, probablemente se vaya otro ser y no el que despedimos. Ellas me enseñaron lo que debo cuidar “mi territorio” y que nadie avasalle mi espacio.

  • Participé en un taller que me invitaste y descubrí que todos los asuntos legales deben tratarse en constelaciones, ya que no dejan de actuar los órdenes del amor afectados en ellos. Cuestión que me hizo descubrir una beta entre mi profesión y las constelaciones.

  • Incursioné en Constelaciones Individuales con niños pensando que no era posible, adorando haberlo hecho, ya que estas criaturas no dejan de sorprenderme.

  • Mejoré muchísimo mi relación con mis hijos.

  • Constelé a mi hijo y consiguió un trabajo, pero previamente contigo hablamos de este tema y me hiciste repetir la frase: “QUERIDO HIJO, YO TE VALIDO PARA QUE TE VAYA BIEN EN LA VIDA”, la cual repito constantemente.

  • Cada persona que llega a casa pasa por mis constelaciones, produciéndose en la mayoría, cambios sorprendentes.

  • Por indicación tuya, enmarqué mis títulos, uno de ellos hacía 21 años que se encontraba enrollado dentro del tubo de plástico que compré cuando me recibí. Lo realicé medio desganada, pero los coloqué en mi trabajo y sentí alegría al verlos y me empoderé.


  • Y para concluir, mi nuera volvió a mi casa con mi nieto. Yo, feliz.

María Fernanda Illescas (CABA, Argentina)