martes, 20 de octubre de 2015

Cosas curiosas que ocurren después de las Constelaciones Familiares

UNA BELLA HISTORIA CON CONSTELACIÓN

Alejandra, aquí te mando mi historia de este fin de semana. 
Espero no haber sido muy pesada en mi relato.
Por cierto, a mi prima, la otra protagonista, la conocerás el sábado en el taller de constelaciones familiares.

Este fin de semana pasado fui con un grupo de monte al caños de Río Lobos en Soria.
El sábado, uno de los componentes del grupo, que además era uno de los que llevaba el coche, se puso enfermo y a consecuencia de ello, tres nos tuvimos que volver a la casa rural con él ya que para continuar la excursión del día los otros dos coches ya estaban completos.
Así que entre los cuatro que nos volvimos a la casa rural estaban: el  enfermo, otras dos chicas y yo. 
Le dejamos al enfermo en la casa y nosotras tres nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, San Leonardo de Yague.
Este pueblo tiene las ruinas de un castillo y nos fuimos hacia allí andando.
Según subíamos al castillo, a mí me recordó el castillo del pueblo de mi madre, donde yo pasé mis veranos entre los 3 a los 12 años aproximadamente, con mis abuelos maternos.
Bien, mientras yo me acordaba del castillo del pueblo de mi madre y mis abuelos, una de las que venía conmigo, que además nos conocemos del grupo del monte desde hace mas de un año, dice : 
-Jo! ¡Cómo me recuerda esto a Castrojeriz ...! 
-Castrojeriz, Burgos?-, le pregunto.
-Sí. ¿Conoces el pueblo?
-Sí. De allí son mi madre y mis abuelos.
-¡Anda! ¡Pues también es el pueblo de mi madre y mis abuelos! Mi abuelo se llama Pedro Rodríguez.
- El mío, José Rodríguez.
- ¡Anda! Igual somos familia y todo...
- Rodriguez hay muchos.
-¡Ya, pero en el mismo pueblo... ¿Cuál es el segundo apellido de tu abuelo ?
- Lucanor
- ¡Anda, pues también el de mi abuelo! Está clarísimo. Tu abuelo y mi abuelo eran hermanos, por lo tanto tu madre y la mía primas carnales. ¡Tú y yo somos primas segundas!-, y me dio un abrazo llamándome prima.
Ambas alucinábamos porque desde que nos conocíamos nunca surgió el tema y de repente, tenemos que suspender la excursión del día por un compañero que se pone malo. De 14 personas, ella y yo somos unas de las cuatro que suspendemos la excursión general y gracias a ello, y subiendo al castillo, salió lo que a ambas ese lugar nos estaba haciendo recordar.
Desconocíamos la existencia de que nuestros abuelos tuviesen ese hermano. 
Al parecer, sacamos la conclusión de que no se hablaban ni había relación entre ellos, además, una de las cosas que yo dije era que, curiosamente, en todos los años que pasé el verano con ellos, no conocí a ningún miembro de la familia de mi abuelo.
Sí que conocía la existencia de uno, pero que fue fusilado cuando la guerra civil y que, a mi abuelo lo detuvieron y estuvieron a punto de fusilarle por ayudar a su cuñada que se quedó viuda con dos niños pequeños a trabajar la tierra, por ayudar a la familia de un rojo.
Efectivamente comprobado después, hablando yo con mi madre, no se hablaban ni había ningún tipo de relación entre ellos.
A mi recién encontrada prima y a mi, no nos importa lo que paso entre la familia en esa generación, lo importante era que en ésta, las nietas de ambos hermanos nos habíamos encontrado.
Así que quedamos que el domingo, antes de marchar, subiríamos las dos solas al castillo con dos velas y haríamos una constelación. El resto del grupo nos esperarían en la casa.
Subimos al castillo donde descubrimos nuestra relación familiar y junto a una de las paredes y sobre una piedra, encendí yo primero una vela y dije: "Hola abuelo José. Soy tu nieta Yolanda, hija de tu hija. Estoy aquí junto a la nieta de tu hermano Pedro y queremos que a través nuestro volváis a estar unidos".
Y hablé con él un ratín.
Luego mi prima encendió su vela, se presentó ante su abuelo y habló también un ratín con él. 
Luego nos pusimos enfrente una de la otra y ambas, con la mano derecha en el pecho de la otra, dijimos: "Yo Yolanda, soy tú, Julia. Yo Julia, soy tú, Yolanda y ambas estamos unidas por el amor."
Y nos abrazamos.
Fue muy, muy emocionante.
Luego nos pusimos enfrente de las velas, las juntamos y les dijimos: "Volvéis a estar unidos para siempre. Gracias abuelos."
Dejamos las velas encendidas (eran de estas pequeñas que está metidas en el aluminio) a sabiendas que donde estaban no había peligro de que nada se quemara, y nos fuimos agarradas por el hombro.
Antes de empezar a bajar miramos hacia atrás y nos despedimos.
No sabemos por qué, pero está claro que fuimos las elegidas para limpiar esta linea kármica familiar y nos sentimos muy felices por ello.
¡¡¡Uyyy!!! Si hasta me he vuelto a emocionar escribiéndolo...
Esta es la historia que vivi, vivimos, mi prima-amiga y yo , el fin de semana del 3 y 4 de octubre del 2015.
Bonita, ¿verdad?
Un abrazo de Yolanda