Digamos que es pura casualidad.
Aunque sabemos que la casualidad no existe.
Digamos que es simple coincidencia.
Aunque sabemos que las coincidencias ocurren por algo.
Tomemos lo que voy a contarles, como una simple anécdota.
De manera que, de científico, no tiene absolutamente nada.
Pero no por ello, deja de ser una bonita anécdota que
me hace ilusión compartir.
El Lunes pasado, en la clase de "Técnicas de relajación y Métodos de concentración mental" pedí al grupo su colaboración en un trabajo especial.
Desde hace tiempo, un paciente necesita resolver un tema de trabajo y para ello, le sugerí que contactara con un conocido mío, famoso y experimentado empresario de la comarca, quien tal vez, podría asesorarlo en lo laboral.
Tanto el paciente como el empresario, estuvieron de acuerdo en tomar contacto, de manera que a cada uno les di teléfonos del otro, pero por diversas razones, ninguno de los dos daba el paso y llamaba.
Entonces, se me ocurrió que aplicando con el grupo de alumnos lo que habíamos aprendido sobre los métodos de concentración mental, podíamos ayudar a "dar ese paso" a través de una visualización y para ello, nada mejor que hacerlo todos juntos, cada uno en su propio "laboratorio y pantalla mental".
Al terminar la meditación, algunos alumnos, visualizaron cómo ambas personas se sonreían, otros, cómo se daban la mano. Todos coincidieron en sentir que el encuentro era positivo.
Y aquí viene la parte anecdótica.
Pasaron unas horas.
Sólo unas horas y recibo una llamada.
Era mi paciente.
Me dice que acaba de comunicarse con el empresario. Que éste ha podido atenderlo. Que han quedado para comer.
Que quede claro que no hay ningún asidero científico.
Que es simplemente una anécdota.
Pero a pesar de ello, quiero decirles a mis alumnos:
SOIS INCREÍBLES!!!