domingo, 31 de julio de 2011

CÓMO HACER PARA QUEDARSE?

En casi todas las relaciones de pareja, existen ocasiones en las que el amor empieza a desfallecer.
Algunas parejas superan estas etapas y logran que el amor vuelva a surgir. Hasta lo hacen crecer y con más fuerza que antes. 
Otras, lo dejan morir y van hacia la búsqueda de algo que esperan sea mucho mejor.
Una paciente me explicó de qué su matrimonio pasó por esta situación y cómo hizo para reconducirla.
Le pedí que escribiera sobre ello y su autorización para compartirlo en este blog.
Ella aceptó y yo, se lo agradezco.

Hola Alejandra,
como me pediste, he reflexionado y he interiorizado. He intentando volver atrás y recordar la situación en la que estuve a punto de romper con mi pareja y qué fue lo que me hizo quedar, esperar y recuperar lo perdido u olvidado....
Bien, primero ponerte en antecedentes. He tenido otras parejas en mi vida y el desamor vino siempre como capas de decepciones que se van superponiendo una encima de la otra y de repente ya no está ese amor y sin pensar en más, sólo sintiendo: NO PUEDO MÁS! dejar y marchar. No digo que esto no sea correcto pero a veces huele un poco a huida... el caso es que así actué en mis dos relaciones anteriores.
Cuando conocí a mi actual pareja me sentí afortunada. Afortunada porque no tenía nada que ver con mis anteriores relaciones. Afortunada porque no se parecía en nada, eso creía yo profundamente, en la forma de relacionarse y de tratarme a cualquier otro hombre que yo conociera. Cuento esto porque seguramente es lo que creemos todos cuando nos enamoramos.... pero qué pasa cuando la pasión va perdiendo fuerza, cuando la relación que tu consideras especial, a fuerza de días y años juntos, se normaliza? Pasa que cuando viene una decepción, un fracaso, tiendes a pensar que ya no es especial y que se parece a todas las demás y que por qué continuar...
Bien, en mi caso, y me costó mucho tiempo, no fue de un día para otro. Mi salvación y recuperación fue recordar los primeros años, ahondar en mí siendo honesta con mis sentimientos y comprobar si fue un espejismo lo que vi en él o seguía siendo verdad. La respuesta fue que seguía siendo verdad, pero insisto, me costó. Tuve que tener mucha paciencia conmigo y con él y sobre todo, sobre todo tratar de ser honesta y de no autoengañarme, no autocompadecerme y realmente pensar que cuando una cosa no va bien, no sólo te afecta a ti sino también al otro, si tú lo estas pasando mal, el otro también, hay que tener mucha comprensión y, quizás, un poco de compasión.