viernes, 27 de diciembre de 2019

Sanación del Árbol genealógico. Meditación

MEDITACIÓN PARA SANAR EL ÁRBOL FAMILIAR
Por la Prof. Lic. Alejandra Mitnik
www.institutoconstelacionesfamiliares.com
Ponte cómodo/a y desabrocha toda prenda que sientas ajustada en tu cuerpo.
Cierra los ojos, respira profundamente y relájate.
Imagina que caminas plácidamente por un sendero en el que toda la naturaleza se abre paso a tus pies.
Un cálido sol asoma entre las nubes del cielo.
Siente como los rayos penetran en cada célula de tu piel, renovándolas y llenándolas de vitalidad.
Alrededor, cientos de árboles se agrupan en hileras para hacerte de guías fieles e inseparables.
Todo está perfecto, hasta el canto chirriante de los pájaros que revolotean en lo alto.
A lo lejos, una especie de cueva llama tu atención.
Sigue tu impulso y dirígete hacia ella.
Intuyes que es un lugar afable y acogedor.
Lentamente, entras en ese espacio.
Está oscuro y húmedo, pero aún así, el sitio te resulta templado.
Adéntrate un poco más.
No llegas a ver el fondo, pero sabes que algo bueno para ti va a pasar allí dentro.
De pronto, un familiar cercano, al que conoces y guardas cariño, se asoma desde el interior.
Te alegras de verlo e intentas llegar a él.
Cuando lo haces, otros familiares aparecen y se acercan desde atrás y, aunque no los reconoces a todos, sabes que forman parte de tu clan.
En pocos segundos, el espacio de la cueva se va reduciendo.
No sabías que tenías una familia tan grande.
Lentamente, todos van formando un círculo alrededor de ti y, en un abrazo conjunto, quedas dentro.
Han venido a recibirte, a reconocerte y a entregarte un mensaje.
Siente el abrazo de tus ancestros. 
Respira profundamente.
Permite que tu ser se funda en ese abrazo fraternal.
Concédete por unos instantes, vivir esta experiencia casi mística.
Sigue respirando profundamente hasta que te hayas llenado del amor, la paz y la claridad mental que necesitas.
Poco a poco, el círculo que te contiene se va abriendo.
Tómate unos segundos más.
Míralos a todos.
Quédate con sus sonrisas y el brillo de sus ojos.
Tal vez haya detalles que te llamen más la atención. No te los pierdas. El ojo de la mente es muy poderoso.
De pronto, uno de tus familiares trae consigo una caja y te la entrega.
No hacen falta las palabras. 
Es un regalo para ti.
¿Quieres abrir el regalo?
¿Quieres guardarlo para más tarde?
Tomes la decisión que tomes, inclinas tu cuerpo en señal de respeto y pronuncias un "gracias" con el corazón.
Una última respiración profunda para absorver esa fuerza que regenera.
Despacio, muy despacio, te diriges hacia exterior.
Ahora te sientes pleno.
Ya no tienes las manos vacías.